
Por: @rafabartrina
Ciclista de Ensenada, puso por alto el nombre de México, de Baja California y de Ensenada, JEHOVA VILLA ESCAMILLA en los años 50s, pedaleo por todo el continente americano.
Jehová Villa Escamilla: el ciclista que pedaleó con el alma y la historia a cuestas.
Hay vidas que parecen sacadas de una novela, pero son reales. Y la de Jehová Villa Escamilla es una de esas historias que se cuentan con orgullo, con asombro… y con una sonrisa.
Nació el 26 de enero de 1933 en Tonila, Jalisco, en una familia humilde. Fue el sexto de siete hijos de Jehová Villa Michel y Ramona Escamilla Márquez. A los tres años quedó huérfano de padre, y a los siete tuvo que dejar la escuela por falta de recursos. Pero desde pequeño mostró una fuerza interior que lo distinguiría toda su vida.
A los nueve años, ya era fotógrafo profesional en su pueblo, reconocido por Kodak Mexicana LTD. Con una cámara en mano y una mirada curiosa, comenzó a retratar el mundo que lo rodeaba. Pero su espíritu inquieto no se conformó con capturar imágenes: quería recorrer caminos.
A los 18 años, emigró a Ensenada, Baja California, y fue ahí donde nació su pasión por el ciclismo. No como deporte competitivo, sino como una forma de explorar, conectar y trascender.
En 1953, junto con Jesús Roberto Mar, partió desde Ensenada hacia la Ciudad de México. Fueron 3,560 kilómetros en 18 días, de los cuales 750 eran de terracería. Una hazaña que lo puso en el mapa.
En 1954 contando con autorización del gobierno de EE.UU. para circular por sus autopistas, recorrió 26 estados en 35 días, siendo recibido en Nueva York por autoridades mexicanas y estadounidenses. La United Press International certificó su triple récord: resistencia, tiempo y distancia. En Chicago, se propuso regresar a Ensenada en 24 días… y lo logró en 23.
En 1991 y ya con más años, volvió a recorrer la ruta Ensenada–Ciudad de México, estableciendo un nuevo récord de 16 días, que aún se mantiene vigente.
En 1958 Encabezó el desfile deportivo del 20 de noviembre en la Ciudad de México. Ese mismo día, partió desde la Basílica de Guadalupe rumbo a Sudamérica, con el respaldo del presidente Adolfo Ruiz Cortines. Cruzó 10 países —México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú— en 84 días.
Más allá de los números, lo que hizo grande a Jehová fue su espíritu. No pedaleaba por medallas, sino por convicción. Cada viaje era un mensaje: sí se puede, aunque vengas de abajo, aunque el camino sea largo.
Su vida quedó registrada en libros como Tonila y sus recuerdos y Ensenada desde la memoria de su gente. Murió en septiembre de 2009, pero su legado sigue vivo en cada persona que cree que los sueños se alcanzan con esfuerzo, humildad y pasión.
Jehová Villa Escamilla no fue solo un ciclista. Fue un pionero, un soñador, un hombre que pedaleó con el alma.






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